miércoles, 21 de julio de 2010

Triste

-Yo soy Carlos… Su nombre?
-Soy Marie-Noëlle, y estamos todos los días.
Así terminó la llamada al Taller Textil de Triste una semana antes de poder viajar. Tenía que esperar a tener unos días libres.
Los previos, al viaje, supusieron el ir pensando como hacerlo. Buscar la ruta más corta y adecuada para ir en moto. También investigar que clima tendría en ese día. Siempre más de 30 grados.
Decidí hacerlo el lunes, estaría mas tranquila la carretera, sin idas y vueltas de los veraneantes. El sábado no llame, es que tenían la 4ª feria del cáñamo. El domingo lo hice después de las 19 y no me atendieron. Las nubes se acercaban a mi partida, con 100% de posibilidades de suspenderla.
Igualmente, fui preparando mi equipaje y dejando la casa en orden. Hubiera preferido salir temprano…a la fresca….pero quería llamar antes de montarme en la moto. Eran 700 km entre ida y vuelta.
Llamo a las 10 y me atiende Marie.
-Estamos en pleno curso de tintes, y dura tres días….
Chubasco de agua helada. No quería molestar, pero no podía posponerlo. Le dije que iría igualmente y que molestaría muy poco.
No sabía que hacer. Estaban en pleno curso de tintes vegetales y yo solo vería el telar de tiro. Un viaje con la incógnita de saber si aprovecharía algo.
Almuerzo en Barbastro, muy frugal. N-240 con muchos desvíos a la A-22 y viceversa por obras. Calor seco. En Huesca desvió a la A-132, destino Ayerbe. Continúo 20 km más y encuentro 2 caminos… ningún cartel a Triste. Tomo el primero de la derecha, muy estrecho y seguramente bordeando el embalse de La Peña, unos cientos de metros y aparece un cartel. Triste. Y a mano izquierda la entrada a una finca con un cartel pintado. Taller Textil de Triste.



La puerta estaba abierta. Golpeo. Nadie aparece. Salgo a buscar otra puerta. Nada. Vuelvo a entrar y sorprendo a alguien lavándose los dientes. Me presento y me lleva donde esta Marie.
Bajo una tienda, varias mujeres están atentas a un señor (Michel Garcia) que les habla en francés. Algunas traducen al español, otras al alemán. Una Babel de sedientos de información sobre tintes.
Se acerca Marie y me saluda. Me pide disculpas por no poder atenderme correctamente y le pide a Montse, profesora de tejido, que me informe sobre los telares del taller.
Prontamente me voy poniendo al corriente de las maravillas que puedo encontrar en un pueblo casi perdido en el pirineo con tan solo 8 habitantes.
Telar de tiro, contramarcha, para hacer damascos, con lanzadera volante de 2 metros, pequeños, grandes, replicas de antiguos, nuevos y pequeños para los cursos. Un sinfín de herramientas de cardar, peinar. Bobinas de cáñamo, lana, seda, etc, etc.
Un viaje con incógnita desvelada. Totalmente fructífero. Pido permiso para fotografiar el taller y sus artilugios. Me dan vía libre para hacer lo que quiera.
Me sentí como un niño antes de navidad en una mega juguetería de Nueva York. Escudriñaba cada mecanismo para poder entenderlo y saber que tejido podría hacer en el. Cada estancia, tenía un telar distinto, con trabajos comenzados. En una de ellas, trabajos terminados, en espera de su futuro y feliz poseedor. Unas piezas de una exquisita labor de textura y diseño. Hilados de cáñamo, algodón, lana, teñidas a mano con tintes vegetales.
El tiempo transcurrió y el curso termino por ese día. No quería irme. Pregunté si en la zona había alojamiento para esa noche. La mayoría iría a cenar a una casa rural de Salinas de Jaca, donde tendría mi habitación. Ya con el sol detrás de las montañas al anochecer y el fresco del paisaje junto al rio Gállego, pude ver la inmensidad que nos rodeaba en Triste y el embalse de color verde claro depositado en los intersticios de las montañas. Luego de cenar, charlar amenamente y dormir unas horas, llegó la hora de salir temprano a recorrer el pueblo de Salinas, sus inmediaciones y desayunar, para luego partir a Triste y saludar a todos antes de regresar a casa.



En las horas de regreso solo pensaba en el tesoro escondido. Un tesoro escondido por las bellezas naturales y la amabilidad de la gente, para desvelarlo al que se atreva a visitarlos.

1 comentario:

  1. Hola. Me encantó tu relato, conocía la página del taller pero escuchar la historia de alguien que tuvo el privilegio de estar es único. Me hago tu primer seguidora, espero leer mas historias.
    Un saludo,
    Zulma

    ResponderEliminar